Tribus Urbanas y Pandillas

Tribus Urbanas y Pandillas

Por “tribus urbanas” se entiende colectivos o grupos, más o menos igualado en sus patrones estéticos, ideológicos o sociológicos, no necesariamente ordenados, y donde los individuos se adhieren al identificarse con alguno de los factores que hemos comentado. No necesariamente se requiere una presencialidad para pertenecer a una tribu urbana, ni tampoco un acto físico de adhesión.

Formar parte de una tribu urbana consiste en buscar en los congéneres modos de pensar y de sentir similares a los propios, compartiendo con ellos una misma cultura, y con mucha frecuencia sin ser necesariamente conscientes de ello.

El placer de pertenecer a una tribu urbana deriva de no tenerse que adaptar a un mundo adulto o social y a sus reglas de pensamiento y de conducta. A veces, las tribus urbanas permiten y estimulan actividades que están en los límites de las reglas morales y sociales: el juego, la bebida, las reivindicaciones o la provocación estética con diversos matices para lograr la diferencia.

Ejemplos de Tribus Urbanas y Pandillas.

Hippies.

En primer lugar, cabe mencionar que el término que define a esta tribu urbana es a menudo usado de forma despectiva y sin conocimiento de sus verdaderas características.

Se trata de un grupo que surgió en la década de los 60 en Norte América como una respuesta a la injusticia que vivieron las personas involucradas en la guerra de Vietnam. Más tarde, esta cultura se expandió a nivel internacional e influenció de forma notable a la generación de su época, además de inspirar a otras tribus.

El pacifismo es uno de los patrones que más intensamente presentan, unido a una cierta identificación con los axiomas del anarquismo. Su relevancia como movimiento social histórico es incuestionable, y, de hecho, su influencia en manifestaciones artísticas también lo es. Su activismo social es otra de sus marcas referenciales.

A veces, las tribus urbanas permiten y estimulan actividades que están en los límites de las reglas morales y sociales: el juego, la bebida, las reivindicaciones o la provocación estética con diversos matices para lograr la diferencia.

Skinhead.

Los primeros representantes de esta tribu urbana se oponían al sistema y no tenían una ideología bien definida. Los partidos de ultra derecha lograron atraer a algunos de ellos, y así se formó la idea de que los cabezas rapados eran nazis. Sin embargo, pronto surgieron los “red skins” y los “sharps”, entre otros, que se consideran antifascistas.

Además de raparse la cabeza, los Skinheads suelen vestirse con prendas similares a los uniformes militares, con pantalones vaqueros y botas. Son grupos con tendencia marcadamente agresiva y proclives a llegar a la comisión de actos de relevancia penal, esencialmente porque la violencia es una de las herramientas legitimadas por sus miembros para la consecución de sus ideas.

En este sentido, suelen atacar en grupo a sujetos, por razón de discriminación basada en su ideología, religión o creencias, o por la etnia, raza o nación a la que pertenezcan, y especialmente, por la orientación sexual o identidad sexual de la víctima.

Raperos.

Esta tribu urbana también suele ser denominada cultura hip-hop y surgió en la década de los 70, en los suburbios de Nueva York, Chicago y Detroit, con una importante preponderancia de afroamericanos como miembros.

Esta música, inicialmente, y aun hoy, pretendía y pretende difundir mensajes que se oponían a la injusticia del sistema, promoviendo un estilo de vida opuesto a la violencia arbitraria y al racismo. Con el paso del tiempo se ha observado que hoy es más una estética que una forma de pensamiento o ideología.

Se caracterizan, en su atuendo, por el uso de ropas muy anchas, especialmente los pantalones, con zapatillas también anchas y sin cordones. Llevan con frecuencia sudaderas (con capucha, la mayor parte de las veces) o gorra muy característica de ciertas zonas de los Estados Unidos.

Góticos.

Se denomina así a una corriente de jóvenes con una especial fascinación estética por todo lo relativo a los géneros de terror literario y cinematográfico, la música punk y un marcado apoliticismo, pacifismo y gusto por la reflexión.

Su estética es muy típica ya que predomina el color negro, con una instrumentalización de iconos religiosos. Se tiende a pensar equivocadamente que tienen tendencias a la exaltación de la figura de Satanás, cosa que no es en absoluto cierta.

El placer de pertenecer a una tribu urbana deriva de no tenerse que adaptar a un mundo adulto o social y a sus reglas de pensamiento y de conducta.

¿Es Preocupante la Pertenencia a Tribus Urbanas de cara a la Salud Mental?

En sí mismo no es preocupante. De hecho, en la búsqueda de la identidad propia, fenómeno de maduración psicológica, deseable en todo individuo, es frecuente que la persona pueda experimentar, en diversas etapas, con la adhesión a ciertos gustos estéticos, musicales, políticos o de otra índole, que le puedan llevar a una identificación con alguna corriente o subcorriente cultural o sociológica.

Ello no es, reitero, nada negativo por sí. Lo es, por supuesto, cuando se trata de corrientes o tendencias que exalten comportamientos antisociales y/o discriminatorios, o en el caso de que se fomente el uso de drogas o prácticas sanitarias deficientes, etc.

Cuando el individuo en desarrollo, niño o adolescente, se aísle emocionalmente; y entonces su adhesión pase a ser una obsesión por seguir los postulados de la tribu. En este caso, debemos hablar con el menor, de una forma abierta y franca, sobre los cambios de su comportamiento. Seguramente, se muestre reticente. En ese caso, lejos de buscar una estrategia de comunicación negativa, basada en la desaprobación, un buen abordaje sería comenzar interesándose, en general, por esas manifestaciones culturales o sociales que le importan, y desde ese plano, poder dialogar.

Si comenzamos con reproches, el menor tiende a colocarse un impermeable y nuestro chaparrón no le calará en forma alguna, por el contrario, es muy probable que se reafirme más en ciertos hábitos o conductas no deseados. Por lo tanto, lejos de la crítica directa o el rechazo frontal, lo más útil es conocer las características de la tribu y desde ese conocimiento intentar modificar pacientemente aquellas conductas que sean realmente peligrosas, dejando de lado formas estéticas o aspectos mucho mas accesorios.

¡No se agobie innecesariamente, su problema puede tener solución!

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