Ataques de pánico

Ataques de pánico

¿Qué es un ataque de pánico?

El ataque de pánico es una reacción de ansiedad muy intensa, acompañada de la sensación de falta de capacidad para controlar esta reacción, e incluso la convicción de que uno puede llegar a morir en ese momento.

 

Esta crisis de ansiedad puede producirse en diferentes situaciones (conduciendo, en la calle, centros comerciales, cines, etc.), las cuales tenderán a evitarse posteriormente. Las claves de este trastorno hay que buscarlas, por un lado, en el tipo de pensamientos que las provocan, altamente preocupantes, catastrofistas (como muerte inminente, ataque al corazón, mareos y pérdida de conciencia, etc.); y por otro lado, en la hiperventilación (respiración agitada) que provoca un rapidísimo aumento de activación fisiológica generalizada. Los pensamientos catastrofistas se originan por una incorrecta interpretación de síntomas de ansiedad (activación fisiológica).

¿Cómo se diagnostica un ataque de pánico?

Según las clasificaciones internacionales actualmente mas usadas, los criterios para diagnosticar un ataque de pánico (o crisis de ansiedad) serían los siguientes:

Aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes 13 síntomas, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 minutos.

  • 1. Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardiaca.
  • 2. Sudoración.
  • 3. Temblores o sacudidas.
  • 4. Sensación de ahogo o falta de aliento.
  • 5. Sensación de atragantarse.
  • 6. Opresión o malestar torácico.
  • 7. Náuseas o molestias abdominales.
  • 8. Inestabilidad, mareo o desmayo.
  • 9. Desrealización o despersonalización.
  • 10. Miedo a perder el control o volverse loco.
  • 11. Miedo a morir.
  • 12. Parestesias.
  • 13. Escalofríos o sofocos

¿Qué se puede hacer frente a un ataque de pánico?

Las normativas internacionales para el tratamiento del trastorno de pánico indican que tanto la farmacoterapia como la psicoterapia cognitivo conductual son las dos herramientas básicas más eficaces para el control de sus síntomas y que deben aplicarse en forma combinada durante un tiempo considerable.

 

Las recomendaciones actuales también incluyen la información y educación del paciente acerca de la naturaleza del trastorno y la evolución de esta enfermedad, así como del mecanismo de formación de los síntomas físicos y psíquicos de la ansiedad, de las crisis de pánico y de la agorafobia, pautas del tratamiento, posibilidades de respuesta positiva y tiempos estimados del tratamiento. A este conjunto de información y explicaciones dirigidas al paciente y a sus familiares en un lenguaje accesible se lo llama psicoeducación.

Por su perfil benigno de efectos adversos, su seguridad y la ausencia de potencial adictivo, los inhibidores selectivos de la recaptacion de serotonina (ISRS) se transformaron en los fármacos de elección para el trastorno de pánico. Se administran durante un tiempo prolongado (un año). Luego se intenta su reducción gradual, aunque puede haber recaídas y entonces se extiende el tiempo de prescripción.

 

Al comienzo del tratamiento suele asociarse a los ISRS con benzodiacepinas de alta potencia como el Alprazolam y el Clonacepam por su acción rápida y su buena tolerancia. Estas últimas son capaces de disipar las crisis de pánico en forma inmediata pero debido a su perfil de efectos adversos y por su potencial adictivo no debe prolongarse su uso en el tiempo. Especialmente peligrosa es su prescripción en adolescentes y en pacientes que abusan de sustancias.

 

Las técnicas específicas de terapia cognitivo conductual para el trastorno de pánico abarcan los aspectos psicoeducativos ya mencionados, la reestructuración cognitiva (la modificación de los temores del paciente, como por ejemplo el temor a morir, volverse loco o perder el control), y la exposición a las sensaciones corporales y a las situaciones que provocan las crisis.

 

La aplicación de estas técnicas asociadas a la farmacoterapia ha demostrado altísima eficacia en el tratamiento de pacientes afectados por Trastorno de Pánico y es esencial al momento de prevenir las recaídas, antes de retirar la medicación.

 

Las técnicas de autoayuda y psicoeducativas también han demostraron ser métodos efectivos de tratamiento y hasta se han desarrollado sistemáticas que requieren escaso contacto con el terapeuta como un encuentro personal seguido de citas telefónicas o asistencia por computadoras para los casos en que los terapeutas no sean accesibles a la zona de residencia de los pacientes

CONSEJO: El trastorno de pánico es una urgencia medica que con mucha frecuencia lleva al paciente a urgencias. Allí es frecuente que le digan que no tiene “nada” y que son “solo” nervios. Ello es un grave erro que le desmoraliza y le hace sentirse mas inseguro.

¡No se agobie innecesariamente, su problema puede tener solución!

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