En todo el mundo, algo más de 1 de cada 3 estudiantes de entre 13 y 15 años experimentan acoso. Por otro lado, 3 de cada 10 estudiantes de 39 países industrializados admiten que acosan a sus compañeros.
En España, ‘Bullying’ afectó en sus diferentes versiones, incluido el ciberacoso, a 7 de cada 10 niños, según datos recopilados en un estudio de la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras realizado entre enero 2020 y septiembre de 2021.
Sin embargo, el baile de cifras es la norma. Y aunque todos coinciden que el acoso escolar es un fenómeno muy extendido y variable, la prevalencia según los autores varía. En la mayor parte de los países estudiados está situada en torno al 20 %, siendo en los últimos años de educación primaria y primeros de secundaria, cuando tiene mayor incidencia (entre los 9 y los 14 años).
En España (Oñate y Piñuel, 2007), en una muestra de 25000 alumnos de 14 Comunidades Autónomas sobre alumnos de 2º de Primaria hasta 1º de Bachiller, arrojaron una tasa de incidencia del 23%
Por otro lado, vivimos en una sociedad en la que hay una proliferación del uso de las llamadas TIC ́s (Tecnologías de la Comunicación y la Información). En estas sociedades las oportunidades de victimización son muy elevadas (teléfono móvil, correo electrónico, chats, redes sociales, sistemas de mensajería instantánea, foros y blogs) y los riesgos, asociados al anonimato de quién las provoca, mayores.
El acoso escolar o bullying ha sido definido por Piñuel (2007) como una situación que implica un continuado y deliberado maltrato verbal y modal que recibe un niño por parte de otro u otros, que se comportan con él cruelmente con el objeto de someterlo, apocarlo, asustarlo, amenazarlo y que atentan contra la dignidad del menor. Los tres elementos principales que le caracterizan son:
- Violencia física o psicológica, que se lleva a cabo de manera intencional con objeto de hacer daño u obtener poder.
- Dichas conductas que sufre la victima son reiteradas.
- El acoso o violencia lo llevan a cabo un individuo o grupo de individuos que se encuentra/n en una situación de mayor poder o fuerza sobre otro en inferioridad de condiciones.
La principal diferencia por tanto entre la violencia entre escolares y el acoso escolar, es que el comportamiento violento o intimidatorio se realiza de forma reiterada sobre un sujeto.
Mediante el Test AVE (Acoso y Violencia Escolar), Piñuel y Oñate, (2006), distinguen entre ocho modalidades de violencia y acoso escolar: